domingo, 13 de marzo de 2016

Esquizofrenia


El siguiente texto no es un guón inédito de Azcona, sino que está extraido de una noticia de un periódico local, de qué periódico no importa ahora.

“La Asociación de Caballeros del Cristo del Sepulcro organizó anoche el acto de exaltación de la figura que les da nombre y que cumple su 75 aniversario.
El pregón de Exaltación fue realizado por Alfonso Galdón, profesor de Física, Química y Matemáticas de la ESO y Bachillerato en el colegio de Fomento Monteagudo Nelva de Murcia. Galdón dedicó a la figura de su padre su discurso en el que no faltaron referencias históricas al Santo Sepulcro y al origen de la imagen que hay en Yecla.
La sociedad yeclana relaciona la bajada del Cristo con la llegada de la lluvia. Ese hecho fue utilizado por el pregonero para aportar datos estadísticos sobre la pluviometría en jornada de descenso del Cristo y efectivamente, casualidad o no, pero la relación entre ese acto y la llegada de precipitaciones es real.

Galdón alertó sobre los peligros de que acechan a “la dignidad humana y a la vida”, asegurando que la globalización arranca la esperanza de la humanidad. Además, alertó del “olvido de Dios” que conduce al abandono del hombre en un sociedad cada vez más laica. “La iglesia ha contribuido a aportar valores que han configurado la cultura europea”, reclamando el papel que esta institución han tenido y que está perdiendo.”

Aunque parezca increíble este texto es actual y se refiere a una noticia publicada el 7 de marzo aquí. Si me detengo en esta noticia es para resaltar lo que muchas veces nos pasa desapercibido. El tal pregonero de la “Asociación de Caballeros del Cristo del Sepulcro”, que vaya con el nombre, es profesor de Física, Química y Matemáticas. Uno, en su inocencia, le atribuye a un profesor de estas disciplinas un cierto saber científico y, como tal, presupone que no se va a dejar enredar por las tonterías arcaicas e irracionales de la religión. Porque el lector estará de acuerdo conmigo de la incongruencia que resulta de ser científico y creyente; el científico está obligado a creer solamente en aquello que sigue unas leyes empíricas y que, como tales, serán reproducibles si las condiciones son también repetidas; el científico está obligado a creer la razón, la Razón (no confundir con el periódico del mismo nombre), y rechazar lo demás o, al menos, dejarlo para el terreno de la fantasía, la ficción y los cuentos. 


Uno asume que cada cuál tiene derecho a vivir sus esquizofrenias particulares como quiera, pero si es un personaje público como profesor de Ciencias, sería recomendable que dejara para el ámbito de lo privado las majaderías irracionales. A no ser que como profesor sea un impostor y no tenga ni pizca de científico, en cuyo caso…






3 comentarios:

  1. Un hombre de ciencia tiene por credo la DUDA, que es el antónimo de la fe. Un científico exige demostración, un creyente da por bueno lo que le inculcaron de niño, sin osar cuestionar su verosimilitud.

    Con el método científico hemos logrado proezas casi mágicas, que excederían con mucho los límites de la magia trazados por la imaginación humana hace sólo unas décadas. Con la charlatanería religiosa, a lo que llegamos es al sectarismo que degenera en violencia. Mal asunto.

    Compañero... ¡un fuerte abrazo!

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  2. Ciencias y creencias son como el aceite y el agua, imposibles de mezclar.

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  3. Ciencias y creencias son como el aceite y el agua, imposibles de mezclar.

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